Hay marcas, productos, que deberían pertenecer al patrimonio mundial, a todos los habitantes del planeta. Ya sea por su historia, su significado, su singularidad o simplemente por haber formado parte de una cultura.
En este caso vemos el nuevo rediseño de sopas Campbell, realizado por la agencia Sterling Brands. Un ejercicio de restyling de producto que tiene como objetivo dotar de modernidad y frescura a un símbolo largamente utilizado en el arte mundial.
Desde el pop-art de Warhol hasta hoy, hemos visto como se ha utilizado este totem de la marca para un sin fín de representaciones.
Esto no es un simple producto, es un activo de la marca. Es como la botella de Coca-Cola, singular simplemente con su silueta, o las levaduras de Royal, que han sobrevivido a cualquier otro restyling de la gama a la que pertenece.
Quizás hubiera sido un buen ejercicio haber dotado de frescura el diseño original, en lugar de dotarle de modernidad, y haber mantenido así un símbolo renovado, listo para aguantar cincuenta años más.
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