¿Quien dijo miedo? Invertir en branding en tiempos de crisis…
Vivimos años inciertos, donde los consumidores no miramos mas allá del presente y donde la mayoría de las empresas se centran en salir sanas y salvas de una de las mayores crisis vividas hasta el momento. El problema es que, para que las empresas salgan adelante no pueden, ni deben, enfocarse solo en sus cuentas de resultados sin dejar de pensar en la relación con sus clientes, que al final son la base indispensable del desarrollo del negocio, con lo que es clave la consolidación de vínculos que hagan posible un sentimiento de pertenencia. Es ahí donde el branding tiene un papel esencial.
Posiblemente “la marca” sea una de las piezas que más notoriedad puede dar a una empresa para posicionarla en la mente del consumidor, sin olvidar que además es uno de los activos intangibles que más valor le aporta financieramente hablando. Pero una marca se construye con el tiempo. Para potenciarla hace falta apreciar las bondades de una buena gestión, no solo en los momentos de bonanza económica, sino también ahora, cuando aún es más importante cuidar la imagen que se proyecta.
En ocasiones encontramos en nuestro mercado la percepción de que el branding es una disciplina “apaga fuegos”, que soluciona problemas de manera táctica y cortoplacista, sin pensar en el conjunto general de la marca. La intención es trabajar para asentar una filosofía en la que la estrategia de negocio de las compañías dicte la base estratégica de la marca sobre la que se defina tanto la actitud, como el comportamiento y la expresión de la misma en todos sus puntos de contacto. Esto es determinante para entender un verdadero proceso de creación y gestión corporativa, ya que casi siempre se suele centrar todo el discurso en un nombre, o un logotipo. Y eso solo es una pequeña parte… la punta del iceberg.
Aquellas empresas que vean en la crisis una oportunidad para reforzar los vínculos con sus audiencias, valoren la capacidad del branding para asegurar beneficios futuros mediante un incremento de la preferencia y fidelidad de los consumidores y, sobre todo, entiendan que una identidad corporativa es un proceso vivo que es necesario alimentar a lo largo de la vida de la empresa, poseerán una herramienta con la que posicionarse en el mercado para diferenciarse desde hoy, y sobre todo, para comenzar a construir y ser más fuertes de cara al futuro.
Chema León
Design Manager
Interbrand
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