El ser humano se mueve basado en la confianza que le genera lo que le rodea. Afianzamos relaciones gracias a la confianza, establecemos colaboraciones basadas en la confianza, tomamos decisiones de compra en base a esto e incluso nos movemos y vivimos entorno a ello.
Aquello que es capaz de generarnos seguridad, tranquilidad, y sabemos que no puede causarnos un efecto negativo, lo llamamos confianza.
Una de las palancas de la confianza, se basa en la transparencia y la honestidad, en lo que a veces llamamos credibilidad. Aquello que sin duda nos otorga un estado de tranquilidad mental que nos permite disfrutar de la experiencia que estamos viviendo.
Aunque la confianza debería ser una actitud espontánea forjada con el tiempo y en base a promesas cumplidas y expectativas resueltas, a veces el ser humano siente la necesidad de forzarla y acelerar el proceso.
Y el ser humano se esfuerza en crearla, en adoptar comportamientos que inviten a ello. Lo mismo sucede con las Marcas, aunque con más agudeza.
Si nosotros disponemos de todo el tiempo de nuestra vida para ganarnos esa confianza, las marcas deben construirla mucho antes para conectar y formar parte de nuestro entorno de forma plena.
Existen muchas maneras, desde cumplir lo que prometes, hasta ser lo más transparente, humano, cercano e Imperfecto (importante) posible. Pero existen más.
MOVISTAR, NIÑOS Y CONFIANZA
Quien no ha escuchado eso de que ‘Los niños no mienten’ (y los borrachos dicen que tampoco), y quien no confiaría en un niño…
Son la encarnación de los valores de la transparencia, la sinceridad, la honestidad, la inocencia y la confianza.
Sin malicia, ni doble sentido, de la forma más pura, aquello que nos cuenta un niño es asumido por nuestra mente en un estadio superior de importancia, relevancia y confianza.
Esto es lo que las marcas saben y tu no, y lo que utilizan cada vez más.
Si os habéis fijado, el uso de niños en publicidad es frecuente y recurrente, pero en los últimos meses ha cambiado un poco el objetivo.
Si bien antes servían para dulcificar una imagen de marca, y otorgar ciertos valores, ahora a esta figura infantil se le otorga el poder de explicar las bondades de un producto, el beneficio del mismo o el funcionamiento de un servicio.
Si un niño puede explicarlo… como no lo va a entender un adulto, no? Brillante.
Al margen de construir confianza, consiguen potenciar otra de las variables que juega en la percepción de una marca, la simplicidad. Las cosas sencillas, simples, fáciles de entender suelen generar mayor confianza en el consumidor, y por ende, más preferencia y valor.
Movistar, utilizando a niños que explican las nuevas tarifas. Yonvi, con los niños del futuro que nos cuentan el sentido de la nueva marca de Canal+, Limón y Nada con sus niños y el ‘palooooo’ para entender la simplicidad, o IKEA con el mundo independiente de la imaginación de un par de niños…
Cada vez es más frecuente encontrar personajes infantiles que nos explican cosas muy complejas y que parece que las asimilamos de mejor forma. No es nada fácil explicar unas tarifas de móviles y 3 niños bailando nos lo explican de una forma brillante.. lo entendamos o no, ese mensaje ha pasado a un nivel superior que el que pueda realizar la competencia con animales, adultos o muñecos de papel..
No hay nada como saber cómo funciona la mente humana y tocar la tecla adecuada para construir valor y preferencia de Marca.
En fin, pon un niño en tu marca.
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