No es la primera vez que después de ver una película empiezo a relacionarla con conceptos de Branding y Marketing…cuanto de esto hay en la gran pantalla.
Claro ejemplo es “El Lobo de Wall Street” y como su protagonista, el bróker Jordan Belfort desarrolla su propia marca personal, utilizando como herramienta estrella sus speeches, que no son sino una mezcla perfecta entre la predicación y la autoayuda.
Desarrollar una marca personal consiste en identificar y comunicar las características que nos hacen destacar, sobresalir y al fin y al cabo ser diferentes.
El poder de la marca personal está relacionado con la capacidad de influir en los demás, de conseguir ese efecto irresistible que se llama admiración y convertirnos en un objeto de deseo. En construir un significado único y apropiable para todos que genere ese valor y preferencia que buscamos.
Si analizamos los discursos de Jordan Belfort vemos dos cosas claras:
Como proyecta lo mejor de sí mismo y lo convierte en un ventaja competitiva y la increíble capacidad que tiene de conectar con su público, que en este caso son sus empleados, consiguiendo que deseen ser Belfort.
Esto en Branding lo llamamos Diferenciación y Relevancia. Diferenciación porque es capaz de construir un eje propio donde moverse entre el resto de la población humana, y Relevancia porque ese eje es capaz de transmitir y proyectar significados poderosos para la gente que tiene alrededor.
Un eje central en el desarrollo del Personal Branding es conocer exactamente qué necesitan de nosotros. Cada 'persona' que se cruza en nuestras vidas, requiere de nosotros algo diferente: Amor, Compromiso, Responsabilidad, Diversión, Sexo, Amistad, Lealtad..
Las marcas construyen relaciones que intentan cubrir esas motivaciones (insights) y las Personas deberían hacer lo mismo. Nuestras audiencias tienen que sentir que damos respuestas a sus deseos.
El mensaje y la oratoria (Tono), la Identidad Verbal, son herramientas claves en la proyección y la construcción de tu marca personal. Una marca tiene que hacernos vibrar, sentir y emocionarnos, como Belfort, que casi hace que me levante de mi butaca para aplaudirle, tiene esa capacidad de emocionar, de hacer que cada uno de sus discursos sean una real Experiencia de Marca.
Que cada momento en el que pongamos en marcha nuestra estrategia de marca personal se convierta en una experiencia única y memorable, que llegue a los sentidos.
¿Porque no utilizar el Marketing Experiencial para crear nuestra marca personal?
El éxito de una marca no se consigue si no sabemos a quién nos dirigimos, ni cómo vamos a aproximarnos, ni qué vamos a decirle, ni qué tono usaremos, ni qué impresión (significado) queremos dejarle cuando salgamos de la habitación.
Conocemos miles de personas en nuestras vidas, y sólo recordamos a aquellas que nos generaron una Experiencia 'de marca' memorable.
Mejor siempre ser lobo que oveja…
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