Si tu mejor amigo te pide que saltes, ¿saltarías?. Quizá esa no es la pregunta que deberías hacerte, sino por qué tu amigo te pide que saltes. Y si realmente un gran amigo, te lo pediría.
A veces la confianza no se trata de lanzarse al vacío con los ojos vendados sabiendo que no te pasará nada, sino en saber por qué quieres que salte al vacío con los ojos vendados aún sabiendo que no me pasará nada.
La confianza se trata de información. La información genera confianza. Sabemos que podemos confiar en alguien cuando tenemos la información necesaria que lo confirma.
Pero también la confianza tiene el otro extremo, la responsabilidad de quien la solicita. Solicitar confianza es una responsabilidad, ya que te expones a tener que cumplirla, no fallar y sobre todo no decepcionar.
No es algo gratuito con lo que se pueda banalizar y requiere un esfuerzo bidireccional que hay que mantener constantemente para que no se rompa.
Y podemos estar hablando de una relación de pareja, como de una relación Marca-Consumidor.
En este binomio, la Marca tiene la responsabilidad de hacer lo posible para que nosotros construyamos la confianza sobre ella. El problema surge cuando llegamos a la conclusión que ‘la confianza da asco’.
No son pocas las marcas que piensan que una vez tienen tu confianza pueden abusar de ella. Invadirte e inundarte los canales de comunicación, dejar de demostrar que les importas, ignorarte o no tenerte en cuenta, o incluso jugar con lo que somos capaces de hacer por ellas.
El último episodio de la serie ‘la confianza da asco’, es el propuesto por Reebok a sus fans de marca.
Reebok lanzó este verano la campaña ‘Reebok for ever’ en el que se insta a los más fans de la marca a tatuarse de por vida el nuevo logotipo de Reebok (Crossfit).
A cambio quien se lo tatúe más grande recibirá un premio de 6.000 dólares canjeables en material deportivo. Ji ji ja ja, divertida acción publicitaria y muy viral. Pero, ¿Qué dice esto de la Marca?
Dice:
Que alguien que te quiere, no te pide tatuarse tu nombre en la frente para toda la vida.
Que a alguien a quien le importas, no canjea tu amor por un premio.
Que alguien que espera formar parte de tu vida, intenta enamorarte no marcarte.
Y
Que alguien responsable no juega contigo de esa forma.
¿En serio una marca puede ponerle precio a tu cuerpo? ¿Sabéis lo que cuesta poner tu marca en una valla de metro un mes? ¿vale eso toda una vida?
Más allá de la ridícula recompensa, nos quedamos con la falta de responsabilidad. Un buen amigo no te pide que saltes si no es necesario. Y alguien en quien debes confiar tampoco.
Nos preguntamos el límite de las viralidades y cómo afectan a las integridades de la marca, porque no son pocas las acciones de este tipo, cortoplacistas que creen que un buen WOOW es mejor que una relación a largo plazo.
Seguro que se nos ocurren acciones virales relacionadas con la propuesta de valor de la marca más allá del tatuaje del logo. Es sólo cuestión de responsabilidad.
Sólo hay que darse un paseo por las redes y ver las reacciones de miles de consumidores que les molestó esto. Miles de consumidores que no volverán a ver la marca con los mismos ojos.
En fin, esto es un viaje largo no una escapada.