Dicen que valoramos aquello que no podemos conseguir, y que en nuestro torpe intento de hacerlo dejamos por el camino lo que realmente importa.
La humanidad se ha forzado desde lo inaccesible. Desde el sueño de avanzar y prosperar, de conseguir aquello que no tenemos.
De hecho, nuestra propia economía, basada en el patrón Oro, es simplemente posible porque es algo inaccesible. ¿Qué valdría el oro si todos tuviéramos 100kg en casa?
La escasez de algo, lo hace deseable, valioso, inaccesible.
A veces, nos obsesionamos con estos sueños y el ser humano deja de ser humano para alcanzarlos. La fiebre del oro, los diamantes de sangre, las guerras por el petróleo, una obsesión que sin duda nos hizo olvidar aspectos fundamentales de nuestra vida, y que valen más que una onza de algo dorado.
Esto es similar a lo que les sucede a algunas Marcas. Marcas que han pasado a obsesionarse con lo que quieren ser y han dejado por el camino lo que realmente son.
El branding es una herramienta que permite a las marcas proyectar una dirección hacia la que moverse, un camino desde el que empujar a su compañía y caminar junto a ella.
Las Marcas, como el Oro, tienen la capacidad de generar valor a sus compañías porque transforman lo cotidiano para muchos en algo único para otros. Y eso es mágico.
Pero la obsesión por buscar ese camino a toda costa, puede acabar en tragedia. La obsesión por convertirse en algo valioso puede dejar todo lo que importa atrás.
Hay un proverbio que dice que si caminas solo llegarás antes, pero si lo haces acompañado, llegarás más lejos.
Si decimos que el branding es una herramienta que marca una dirección que la Marca debe recorrer, también decimos que ese camino debe hacerse acompañado. Acompañado de tu compañía, de tu producto, de tus empleados, de todo lo que haces.
Cuando una Marca se obsesiona en llegar allí lo antes posible, corre el riesgo de no llegar nunca. El branding es algo que nos puede hacer muy competitivos, pero que puede empobrecer lo que somos.
Hay Marcas que ponen el 100% de sus esfuerzos en lo que quieren ser y proyectarlo al mundo. Destinan equipos y recursos a comunicación, publicidad, experiencias, etc. Año tras año, para estar cada vez más cerca de ese punto tan deseado.
Pero algunas, a menudo, no se dan cuenta que han dejado algo atrás. Unas se olvidaron que su compañía no les seguía el camino, y que los empleados no fueron capaces de asimilar el cambio cultural que necesitaban adquirir. Y otras se dejaron el producto a la carrera.
¿Puede una Marca alcanzar su destino si su producto no la acompaña?
La respuesta es NO. Y entender que el branding es importante para tu Marca, debería ser, entender también, que tu producto forma parte de esa definición.
Es decir una obsesión completa por tu Marca, puede hacer que te olvides de algo que realmente importa, tu producto.
Martini quiso ser el más Cool y guapo de la clase, y su producto se quedó atrás frente a sus competidores sin poder acompañarla en el camino.
Desigual nos propone que la vida sea chula, pero sus productos cada vez son más complejos de encajar en nuestras vidas. Blackberry, Nokia, Atari, Amena, Casa Tarradellas, Marcas que quisieron y quieren estar en un punto en el que sus productos no pueden estar.
La Marca importa, siempre que el producto haga que importe.
Dejar que el branding te impida seguir evolucionando lo que lo sustenta es un error de concepto. La Marca no es la solución a todos tus problemas, es simplemente el camino para encontrar las respuestas adecuadas, que ayudarán a mover las piezas necesarias.
La falta de cultura de Marca en una compañía es tan peligrosa como la gestión irresponsable de la misma. Tan malo es no tener Oro, como salir a lo loco a buscarlo. Tan malo es no tener una marca, como olvidarte del producto.
En fin, cuidado con el deseo no se convierta en una obsesión.
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