¿Mamá yo soy una Marca? No hijo tranquilo, tu eres simplemente una persona.
Es cierto que las Marcas las definimos como un significado poderoso, que conecta con una necesidad o motivación, creando valor y preferencia.
Y si lo miramos detenidamente, ¿Qué somos las Personas?, algo en la vida de alguien. La respuesta a una pregunta, al amor, a la amistad, a la búsqueda de una capacidad profesional… somos aquello que los demás valoran de nosotros. Como las Marcas.
Pero las Personas a diferencia de las Marcas, son únicas desde su nacimiento. La combinación de los diferentes pares de bases de nuestro ADN, nos hacen estadísticamente únicos en nuestro entorno. Aquello que aprendemos, lo que vivimos, lo que nos marca, lo que nos duele y lo que nos reconforta, acaban de modelar años de evolución para hacernos, unos con otros incomparables.
El ser humano es excepcional desde que nace, las Marcas no.
Partiendo de esta premisa, decir que una Persona puede ser tratada como una Marca es algo pretencioso, primero porque las dinámicas de nuestros entornos son distintas y segundo porque las variables que podemos modificar sobre una y otra son completamente diferentes.
Hoy, es cierto, vivimos en un mercado hipercompetitivo, impersonal y mimético, donde todos, a pesar de nuestras particularidades, competimos en entornos generalistas que las desdibujan. Nadie tendrá en cuenta tu matiz ingenioso y creativo entre un millar de CV para un puesto de ingeniería, ¿verdad?
De ahí surge el concepto, cada vez más empleado, de Marca Personal, cómo enfoco mis ventajas competitivas para ser una opción de valor para alguien. Resumiendo.
Es un gran ejercicio que podemos abordar desde 2 ópticas, y una de ellas contiene muchas lagunas. La podemos abordar desde lo Social o desde el Branding.
Esto tiene fácil respuesta, ¿Imagina que eres un cuchillo y te gustaría hacer el trabajo de un destornillador?:
A- Me visto en apariencia, forma, y actitud para con mucho esfuerzo poder aflojar o apretar tornillos.
B- Intento ser el mejor de los cuchillos y sobresalgo en la tarea de cortar cosas.
Las Marcas, en general, aquellas que creamos nosotros, tienen la capacidad de ser A y B indistintamente, porque somos capaces de crear los mecanismos necesarios para que eso suceda. Podemos crear una propuesta de valor que nos permita conectar con esa necesidad, podemos construir una identidad visual que proyecte lo que necesito proyectar, una identidad verbal que la refleje, incluso podemos definir una serie de comportamientos y actuaciones que nos ayuden a activar la marca en cada punto de contacto como nosotros deseemos que nos perciban.
¿Podemos hacer eso con una persona?, la verdad es que podemos intentarlo y luego esperar a ver cómo lo que llevas dentro surge de forma espontánea y se va al traste lo que definiste.
Como Valentino y la patada a Márquez, el mordisco de Tyson, el cabezazo de Zidane, o las locuras de Alves, por decir algo.
La principal diferencia entre una Marca y una Persona, es el Gestor.
Mientras que la Marca cuenta con un Gestor que hace de marionetista y es capaz de controla a su antojo, comportamientos, activación, forma y fondo… las Personas nos tenemos a nosotros mismos, y es difícil luchar contra tu interior, por no decir imposible.
Las Personas somos lo que somos y debemos aprender a encontrar la mejor oportunidad que se adapte a mi ventaja competitiva, más que ser algo que no eres para conseguir algo que no encaja en ti.
El Personal Branding está muy bien como herramienta para poner en orden lo que somos y lo que queremos ser, identificar qué nos hace únicos y qué cosas necesitamos cambiar o modificar para que eso el resto pueda valorarlo, lo que viene siendo el Coaching evolucionado.
Al final, todos somos extraordinarios, sólo necesitamos mostrarlo a quien pueda valorarlo.
La Marca personal es aquello que nos hace únicos, y no lo que la Marca nos hace a nosotros.
En fin, marcas y personas, parecidos razonables.
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