Dicen que aquellos que nos acompañan en la vida, definen lo que somos, pero algunos se olvidan que en ocasiones, los que dejamos en el camino, nos definen mucho mejor.
Dime con quién no andas y te diré quién eres.
La vida es aquello que ocurre mientras escogemos a las personas adecuadas para ello. Es el proceso en el que decidimos incluir a alguien en nuestras vidas y excluir a muchos otros que no nos acompañarán y acaban definiendo nuestros intereses, creencias, filosofía y principios.
De hecho es un proceso tremendamente natural, ya no solo porque nosotros tenemos la capacidad de elección, sino porque nuestra propia forma de ser, de actuar, nuestros propios objetivos vitales harán que quienes se acerquen y quieran quedarse sean las personas adecuadas.
Pues lo mismo sucede con las Marcas.
Estamos cansados de escuchar el miedo de algunas compañías por no complacer a todo el espectro de posibles clientes. ‘Si los tratamos de Tú igual se molestan’, ‘Si somos más modernos igual los más mayores desconectan’, ‘Si cambiamos la forma de ser vamos a polarizar’… ya, ¿y qué?
¿Y qué?, es decir, qué pasa si tú decides vivir la vida de una determinada manera y algún amigo deja de seguirte. ¿Es el amigo que necesitas? ¿Estará ahí cuando haga falta? ¿Lo quieres retener aunque no comparta ya nada contigo? Las Marcas se enfrentan eternamente al dilema de querer ser todo para todos.
Ser todo para todos, es ser nada para nadie.
Cuando decidimos construir una Marca de una determinada manera, con una personalidad, una propuesta de valor, unos principios, estamos definiendo el tipo de personas que queremos que nos acompañen en ese viaje. El tipo de audiencias con las que queremos conectar. ¿El resto? Mejor no.
Es tan importante saber a quienes queremos en nuestro mundo, como saber renunciar a quienes no encajan con nuestro planteamiento. Es un sacrificio que a la larga será rentable para nuestra compañía porque no habrá desdibujado nuestro objetivo final.
Recientemente ha nacido PepeEnergy, el hermano pequeño de PepePhone, que pretende dar una alternativa más justa al mercado energético. Pues si principal mensaje es ‘Por favor, si eres de HolaLuz (una compañía alternativa energética) no te cambies con nosotros, ellos lo hacen igual de bien y viven de esto, nosotros sólo queremos dar un golpe en la mesa a las grandes para que todo cambie’. Es decir, una Marca es capaz de renunciar a un cliente potencial por principios, porque sólo quiere tener a la gente indicada en su camino.
Los estudios dicen que un consumidor que se siente identificado con tu marca es varias veces más fiel, genera menos problemas y reclamaciones, y está dispuesto a pagar un sobrecoste por nuestros productos o servicios, que alguien que no encaja con la misma.
A veces perder un cliente, no es perder una venta, es evitar una queja, una insatisfacción, un peor índice de reputación, de imagen o de lealtad.
Es importante que los clientes puedan escoger sus Marcas, pero las Marcas tienen el derecho de escoger a sus clientes.
Una Marca mal acompañada es una Marca desgastada.
En fin, ¿caminamos?
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