El mundo en el que vives está diseñado para que compitas. Para que compitas por tu vida, por la perpetuidad, por tu trabajo, por los recursos, por tu ego, por los tuyos, por la sociedad.
Todo a tu alrededor es competición. Desde que estuviste en Primero A en lugar de Primero B, desde que fuiste el becado de tu promoción, desde que tu entrenador te gritaba en el campo, desde que tus padres te compararon con tu hermano, desde que en la entrevista te enfrentaste a otros 10 candidatos, desde que tu chica o chico dejo a su novio por irse contigo, desde que respiras para sobrevivir.
Y tanto es así que hoy el mundo que nos rodea, vive de la competición. La industria que crece muy por encima del cine, el arte o la cultura, es la industria del videojuego. Los deportes más practicados son los de competición, y hasta el comer se ha convertido en un concurso.
Nos gamifican nuestras vidas, nuestras rutinas para hacerlas más amenas, pero al final nos llevan a un nuevo tipo de competición. Eres el cliente más fiel, o el más activo, o el más quejoso, seas lo que sea compites con los demás en algo.
Una sociedad diseñada para avanzar, innovar y superarse necesita la competitividad de todos y cada uno de sus individuos, en todo lo que hagamos.
Da igual lo que hagas, lo importante es cómo compitas haciéndolo.
En este mundo tan difícil para nosotros las Marcas no iban a ser menos. Si nosotros competimos, ellas más.
La competitividad de una Marca, sin embargo, es la suma de muchos factores, algunos tienen que ver con el negocio, otros con la forma en la que lo transmitimos y otros simplemente en la forma en la que conectamos con quienes nos rodean.
La competitividad no es una cuestión de capacidades, sino de actitudes.
La firme voluntad de ser competitivo, es la firme voluntad de creer en todas las herramientas que me permiten serlo, como la Marca.
Si tuviera que resumir las dos dimensiones importantes que hacen competitiva a una Marca, las sintetizaría en dos capacidades muy importantes que activan las distintas actitudes que debemos tener.
¿Es más competitiva una Marca Diferencial? ¿o la más Relevante? ¿o la más Accesible? ¿o la más Personalizable? ¿o la más Humana? ¿o la más…?
La Marca es un significado poderoso que responde una motivación, creando Valor y Preferencia.
Es decir la Marca tiene que ser capaz de ser escogida y reportar un impacto positivo en el negocio de forma sostenida.
Es muy sencillo una Marca que no funciona, no es una Marca.
Por muy diferencial que seas, muy relevante, muy accesible, muy personalizable, muy humano, muy responsable, si no te escogen y no te recomiendan no vale absolutamente de nada.
La Preferencia, la capacidad de ser escogidos por encima de los demás. Y el Valor, la capacidad de generar un impacto positivo en tus audiencias que abre la puerta a una relación.
En base a esto podemos calcular lo que llamamos el Índice de Competitividad de una Marca, que nos dice hacía donde estamos construyendo comparado con nuestro entorno competitivo y contexto, y nos indica el potencial que tenemos.
Con dos simples indicadores que toda Marca debería tener podemos calcular el Índice de Competitividad de la misma, y determinar en qué dirección están yendo nuestros esfuerzos.
Para valorar la Preferencia basta con echarle un ojo a nuestra cuota de mercado. Es cierto que no siempre compramos lo que preferimos, yo querría un Ferrari, pero me quedo con un Opel, por razones de color, obviamente.
¿De qué sirve ser deseado si no soy accesible? ¿De qué preferir una marca a otra si no puedo encontrarla?
Al final la realidad es esta, las Marcas que más prefiere la gente, en ese momento, se reflejan en sus cuotas de mercado.
Y el Valor, lo que aporta una Marca a nuestras vidas normalmente se traduce en una respuesta de satisfacción y recomendación, que podemos encontrar en lo que llamamos NPS (Net Promoter Score), ¿Nos recomendarías o no?
Si una Marca es capaz de satisfacerte e impactar positivamente en tu vida, la probabilidad que la recomiendes es alta, y eso se refleja en el NPS, un indicador muy básico que toda Marca que se precie tiene controlado.
Un NPS negativo significa una alta insatisfacción y al contrario.
Si tenemos una cuota de mercado alta (alta preferencia inicial) pero un NPS negativo, lo que tenemos es un problema épico de autodestrucción a largo plazo.
Si tenemos una cuta de mercado baja (baja preferencia inicial) pero un NPS muy positivo, lo que tenemos es una oportunidad en mayúsculas de potenciar algunos aspectos de nuestra Marca.
¿Cómo calcular el Índice de Competitividad?
Muy sencillo:
IC= Preferencia (%cuota) * Valor (NPS)
A mayor Preferencia y mayor Valor tendré una Marca más competitiva.
Este sencillo cálculo nos sirve para ir monitorizando la Marca, su evolución y la comparación con el resto de competidores, ya que es muy sencillo saber las cuotas del resto y los NPS de los mismos (suelen salir en la medición del nuestro).
Al final, la capacidad competitiva de una Marca es la capacidad de importar en nuestras vidas.
Y eso tiene un impacto directo en el negocio y en quienes nos rodean, en nuestra cuota y en nuestras recomendaciones.
En fin, competir es sobrevivir.
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