¿Imaginas aparecer en una reunión de amigos disfrazado sin que nadie se lo espere? Seguro que impactarás a todos. Seguro que hablarán de ello el resto del año, o como mínimo serás la anécdota que contar cuando os reunáis.
¿Te imaginas hacerlo cada año? ¿Cuántos años crees que tardará en dejar de hacerles gracia? ¿Cuánto tiempo tardará en normalizarse?
¿Y después de eso, crees que serán más o menos amigos tuyos? ¿Habrás forzado mejores lazos de amistad?
Seguramente no, y no hace falta conocer a tus amigos para avanzarte tremendo resultado. Lo siento. Como mucho conseguirás un mote afectuoso que te hará distinto al resto, pero no por ello confiarán más en ti, ni serás más imprescindible en sus vidas.
Al final, la amistad es una cuestión de relación, no de impacto.
Bueno, ¿Y este previo? Quería poner en contexto el último de los fracasos de una Marca. Una Marca que creyó que entrando en nuestros hogares a base de éxitos navideños era suficiente para forjar una amistad. Que creyó que una Marca es un simple spot, y que creyó que llegar disfrazada a casa 100 veces nos haría siempre la misma gracia.
Hablamos de Freixenet, una Marca que se queda sin burbujas.
Una Marca que ha construido durante estos años su pequeña relación con nosotros a base de Teaser navideño, de superproducción publicitaria, buscando una y otra vez la notoriedad en estas fiestas.
¿Recordáis cuando hubo un tiempo que hasta los telediarios se hacían eco del próximo spot? ¿De cuando la gente esperaba a ver cómo sería esta vez? Bueno, pues eso, lo recordáis, pero ya pasó.
Este año una vez más, un intento más, de ser lo de siempre como nunca, un nuevo spot sin nada que contar. Las míticas burbujas que ya no nadan, sino que hacen rítmica y poco más. Sin historia, sin Propuesta de Valor, sin vida, sin Marca. Una muerte notoria, de una Marca inexistente. (VER SPOT)
Es el típico caso de Marca construida a través de la publicidad, Marcas que no construyen relaciones, ni conversaciones, simplemente grises GRPs que no van a ninguna parte.
¿Cuándo fue la última vez que te habló Freixenet? ¿Qué te propuso? ¿Qué te dijo que iba a aportar en tu vida? ¿Qué sabe el de ti?
Hoy las Marcas son relaciones. Relaciones que empiezan con una conversación.
Y Freixenet no la tiene. Lo intentó todo, pero la Marca es algo más que un spot, es una forma de conectar con tus audiencias, crear un diálogo y proponer una historia que vivir juntos.
Freixenet pierde año tras año la oportunidad de dejar de hablar de sí mismo, para hablar de nosotros, de lo que es, para hablar de lo que propone. De ser un cava, a ser una Marca.
Este problema lo hemos visto anteriormente con otras Marcas que cayeron en el mismo error, cayeron en la condena de ser más que una Marca el ‘Videoclip’ del año. Estrella Damm anduvo por el lado oscuro un tiempo y lo supo reconducir proponiendo historias, conversaciones, propuestas. Un ejemplo de cómo puedes ser Marca sin perder la notoriedad.
Hay una gran diferencia entre ser una Marca e importarle a nadie.
En un mundo en el que reclamamos el poder, en el que somos el centro de lo que ocurre, en el que derrocamos gobiernos, dinamitamos empresas y movilizamos a la sociedad, no tiene cabida una Marca que sólo habla de sí misma.
Este año es un spot más, del que nadie está sorprendido ni hablando, y si lo hiciera sería de la producción, la música o los actores, pero no de lo que importa, la Marca.
Construir una Marca pasa por proponer una historia, de la que poder formar parte.
En fin, burbujas, la forma que tiene de escapar el aire.
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