Vamos a hacer una pequeña prueba. Abre tu correo, cuenta los emails que te han llegado en la última semana sobre publicidad de alguna Marca, y alguna comunicación directa de Marcas que consumes o eres cliente.
Ahora imagina esa cantidad de emails, convertidos en algo físico colapsando el buzón de tu casa. ¿Cuántos buzones en casa necesitarías para que todo eso cupiese ahí?
La verdad es que hoy vivimos en un mundo de impactos exponencialmente mayor que el de hace tan sólo unos años. Nuestro correo, nuestras cuentas en redes sociales, son una especie de puerta a un mundo saturado de información irrelevante.
¿Cuántos de esos correos o informaciones lees? ¿Cuántos te interesan?
Si alguien creía que el tener acceso a nuestra vida digital era una ventaja, lo han convertido en una particular pesadilla.
Las Marcas en su intento de transcender en nuestros mundos digitales, han dejado de relacionarse con nosotros en nuestro plano más físico para acabar diluidas en un mar mucho mayor que en el que estaban.
Imagina que tu banco te manda a casa o tu oficina un pequeño folleto con consejos para ahorrar, o tu operadora móvil te adjunta en tu factura una lectura interesante. ¿Crees que es igual de relevante que ese newsletter que te llega entre los otros 200 emails?
Las Marcas se han equivocado en algo. Han confundido el aprendizaje de nuestras costumbres y preferencias a través de nuestras vidas sociales, con la activación de la respuesta simplemente por la misma vía.
Tienes más información que nunca de mí, y utilizas el canal menos personal para hablarme.
Ya lo estamos viendo, la vuelta de lo tangible, de lo real, de lo que puedo tocar, llevar, admirar o guardar, para convivir con los canales más digitales, impersonales y dinámicos.
Hemos pasado del todo a la nada, y seguramente el punto intermedio es el óptimo. Entender qué relaciones quiero construir con mis audiencias, qué canales son los más adecuados para cada uno de esos mensajes, y cómo me ayuda a ser relevante en su vida de la forma más diferencial.
Y hoy lo diferencial es lo que me llega al buzón de casa, la información que me entregan en mano en mi sucursal, la sorpresa que encuentro dentro de ese sobre.
Vivimos en un mundo impersonal y las Marcas se han empeñado en diluirlo más. Es un buen momento para replantearse si quieres ser alguien en nuestras vidas, o spam.
En fin, mándame una carta.
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