Cuando llegas a casa, cuando te ves con los amigos, cuando incluso coincides con tus compañeros de trabajo. Cuando te vas de una cena, cuando abandonas la oficina el finde.
Lo hacemos a diario. Forma parte de la construcción de vínculos emocionales con la gente que nos rodea, de nuestra naturaleza como animales sociales.
¿Cómo te va todo? ¡Qué tengáis un gran día! ¡Gracias por venir! ¡Disfruta del finde! ¿Estuviste bien con nosotros?
En nuestro mundo, en el que tocamos, el que realmente nos importa, ese en el que las personas que quieres o respetas están cerca, es impensable no intentar conectar con ellas. Crear empatía, preocuparte por lo que les preocupa, interesarte por cómo están, o cómo se sienten a tu lado, si puedes hacer algo por ellas.
Es algo bastante cotidiano en lo que no reparamos, de hecho se llega a convertir en algo tan automático que en muchas ocasiones hasta pierde el sentido para nosotros. ‘¿Qué tal cómo te ha ido?’
Piensa en aquella persona de la oficina que se va sin despedirse, o llega sin saludar. O cuando tu pareja ni te pregunta qué tal el día, o en una tienda no te desean una buena tarde con una sonrisa.
La empatía es esencial en nuestras vidas, cuando no existe la echamos mucho de menos.
Parece mentira que algo tan básico quede tan lejos, a veces, del mundo de las Marcas y las empresas que las sustentan.
La Marca debe ser capaz de conectar y generar valor con sus audiencias. Y se nos olvida que no se puede conectar hacia fuera, si no eres capaz de conectar a los de dentro.
Las compañías no tienen el reto de construir grandes Marcas, tienen el reto de construir grandes equipos que empujen grandes Marcas. Y eso, no pasa.
Se habla mucho en este contexto del Engagement, de cómo conecta la Marca con los empleados, de cómo somos capaces de hacer vivir nuestros valores hacia dentro, de transmitir nuestra personalidad en comportamientos, o defender una idea poderosa de la misma forma.
Siempre hablamos de Engagement como algo sofisticado y complejo. Pero no hay que olvidar que en los pequeños gestos se construyen grandes relaciones.
No puedes conectar emocionalmente con una persona, si no has sido capaz de crear una mínima relación con ella. Antes de que me enamore de ti, tendrás que haber cumplido con unos básicos.
Todos sabemos que no importa el esfuerzo que hagamos desde Marca para construir un sentimiento, si las condiciones laborales son lamentables, si la dirección es insufrible, si el clima laboral es difícil o no encuentras tu espacio para desarrollar tus intereses personales al margen de los de tu Marca.
Pero, no hay mejor Engagement que aquel que crea relaciones sinceras basadas en los gestos más humanos.
¿Cuándo fue la última vez que tu Empresa te deseó un buen fin de semana? ¿Cuándo fue la última vez que tu Empresa te preguntó qué tal fue la reunión importante que acabas de terminar? ¿Cuándo fue la última vez que tu Empresa te preguntó si tuviste un buen día?
Las Empresas y sus Marcas son incapaces de crear relaciones personales con sus empleados. Son incapaces de crear empatía. Al final del día lo que une a los equipos son las personas, un jefe, un compañero, un mentor, un presidente. No la Marca.
¿Y qué pasa cuando ese jefe, mentor, compañero o presidente abandona la compañía? ¿Permanecerá el vínculo con la compañía cuando lleguen malos momentos?
Las compañías transfieren toda la responsabilidad a las personas, y se olvidan, que ellas en sí mismas perdurarán en el tiempo, por encima de sus equipos. Que son ellas las que tienen que establecer ese diálogo con nosotros, por encima de nuestros compañeros y responsables.
Eso supone dotar de Cultura, Voz, Identidad y Valor a nuestras Marcas, permitir que se relacionen con nosotros e interactúen, que sepan quienes somos y lo que nos importa, que nos ayuden y nos inspiren, que se comprometan y se preocupen.
¿Imaginas que la Marca para la que trabajas mañana te pregunta cómo te fue la semana y el Lunes te ofrece un descuento para ir al Cine y que te desestreses?
En fin, que tengas un grannnn día brander!
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