La belleza es algo que ha ido transformándose con el paso de los años, pero es algo que ha permanecido siempre con nosotros a lo largo de la historia.
No sabemos definirla, ni si quiera es inmutable. No podemos tocarla, pero sabemos cuándo está y cuándo no.
Conforma nuestro mundo, establece patrones de comparación e incluso es decisora de muchos de los aspectos de nuestra vida. Es fuente de inspiración, es un motor para seguir avanzando e innovando, y muchas veces un objetivo concreto que queremos alcanzar.
Las cosas bonitas hacen que nuestro mundo sea mejor.
De hecho, a pesar que esta disciplina, el Branding, tenga como objetivo dotar de sentido aquello que vemos, y escuchamos para transmitir una idea concreta que nos haga diferentes y relevantes, no podría vivir sin la belleza en la ejecución.
La belleza es por sí mismo una ventaja competitiva en primera instancia.
Vivimos en la era de las cosas bonitas. Hemos democratizado el diseño, lo hemos introducido en todos los aspectos de nuestras vidas, en cualquier categoría. Desde los muebles que ahora compramos, pasando por los juguetes que escogemos a nuestros hijos, el bote de chuches que llevamos a la oficina, hasta el portátil desde el que puedes estar leyendo esto.
Si el Branding es una disciplina de definiciones de QUÉ y de CÓMO, el diseño es quien lo hace poderoso.
Hoy podemos ver Marcas que sin tener grandes productos, sin tener grandes ventajas competitivas, han sido capaces de construir una posición fuerte gracias a lo que son capaces de transmitir. A lo que son capaces de enamorarnos.
El diseño es poderoso en cuanto es capaz de hacer bonita una razón para escogerme.
Eso significa que aunque lo bonito nos mueve mucho y es tremendamente poderoso, detrás debe existir siempre un contenido que lo llene de significado, que conecte con la idea de cómo quiero ser percibido y cuál es mi propuesta de valor.
Una gran estrategia de Marca sin una buena ejecución es como un motor sin unas ruedas que le haga avanzar.
Llevo años escuchando que las Marcas no deben ganar premios de diseño, que el éxito de un trabajo de Marca está en el impacto positivo en el negocio. Pero no nos engañemos, si conseguimos impactar en el negocio y en los corazones de quienes nos rodean… ¿Quién se niega a eso?
El Diseño es la capacidad de hacer grande un significado.
Es la capacidad de transformar algo normal en inusual, de cambiar lo viejo por lo nuevo, de pintar de optimismo un mundo gris, de llamar la atención cuando nadie escucha, de proyectar al mundo lo que queremos ser.
Por lo tanto, algo que deberías incluir en tu brief creativo, cuando pasas una Plataforma de Marca al departamento de diseño es: ¿Es bonito?
Que cumpla con la Plataforma de Marca, que proyecte nuestra Personalidad, que nos ayude a diferenciarnos en el mercado, que transmita una idea de lo que somos… pero ¿Es bonito?
Si la respuesta es No, piensa que podría ser Sí y eso sería mucho mejor para ti, para ellos y para todos.
Porque un mundo de Marcas Bonitas, sería un mundo Mejor.
En fin, bonito parece, bonito es.
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