El ser humano para existir necesita algo más que agua, comida y aire. Necesita a los demás.
Somos seres sociales que aprendemos a desarrollarnos gracias a la existencia de otros individuos. Aprendemos las emociones, el razonamiento, el lenguaje, y los comportamientos humanos gracias a que existen en las personas que nos rodean.
Un humano aislado de la sociedad pierde rápidamente la percepción de realidad, las habilidades sociales, cambia el sentido de sus emociones y merman sus facultades de comunicación.
Nos guste o no, la mitad de nosotros somos los demás.
Esto que necesitamos de forma inconsciente, tiene un impacto en nuestra parte consciente de la misma importancia.
Nos gusta sentirnos parte de la sociedad, de un grupo. Ser aceptados y formar parte como un miembro normal, es fundamental para el correcto desarrollo de nuestra vida. Familia, amigos, trabajo, sociedad.
Según la universidad de Lausana, en un experimento reciente, cuando se mostraban imágenes de una mano siendo atravesada por un cuchillo, los pacientes empatizaban con la imagen y activaban el área del cerebro responsable del dolor. Es decir sentían el dolor de la otra persona.
Pero, cuando esa imagen llevaba una etiqueta que ponía ‘JUDIO’, ‘CRISTIANO’, ‘ASIÁTICO’… las personas que no pertenecían conceptualmente a estos grupos reaccionaban con menos intensidad a la imagen.
Esto se explica, que a niveles muy básicos, los seres humanos somos capaces de empatizar con personas que consideramos pertenecientes a nuestro grupo. Y deshumanizar a las que no.
Desde un punto de vista de las Marcas es muy importante.
Las Marcas llevan siglos queriendo formar parte de tu ‘Grupo’, que sean un miembro más de su entorno, para crear un vínculo empático que facilite nuestra relación.
El problema siempre ha sido el siguiente: Queremos formar parte de un Grupo, no que tu formes parte del mío.
Es decir, sentimos un mayor deseo por ser aceptados en un grupo al que queremos pertenecer, que empatía por aquellos que quieren ser como nosotros. Al final en el primer escenario nos situamos como alguien que quiere conseguir algo, y en el segundo en alguien que lo tiene y decide si lo otorga o no. La superioridad.
Esta aproximación no ha funcionado en muchos años.
Es el mismo efecto que cuando puedes acceder a algo tantas veces como quieras, o cuando es difícil hacerlo. Si te resulta difícil seguro que lo deseas más, eres capaz de pagar más por ello y te sentirás mejor al tenerlo.
En este sentido las Marcas ya hace un tiempo han optado por el PlanB, en lugar de querer pertenecer a nuestras vidas, quieren que deseemos pertenecer a las suyas.
Las Marcas han creado un club de pertenencia.
Desarrollan pequeñas identidades sociales que permiten definir a un grupo de personas, crear una comunidad y desear que tú entres en ella.
Grupos que son especiales por alguna razón, que son capaces de establecer un marco excluyente para el resto que no pertenece a esa comunidad, creando un sentimiento de no pertenencia que activa la necesidad de ser parte del grupo.
Los que saben comprar mejor que nadie.
Los que disfrutan de las últimas innovaciones.
Los que les gusta disfrutar viajando.
Los listos y ahorradores.
WIZINKERS, YUSERS, VODAFONERS, BLUERS, WAYNERS, MUTUEROS…
Las Marcas están creando pequeños grupos de pertenencia que definen a un tipo de sociedad concreta. Gente especial por algún motivo relacionado con la propuesta de valor o posicionamiento de la Marca.
Una pequeña comunidad que comparte atributos y es especial frente al resto de sociedad. Un efecto que contribuye a construir el deseo de pertenencia para aquellos que no forman parte.
Más allá de un club de fidelización, es un status que te otorgan como persona frente a los demás.
Eres WIZINKER, eres una persona que disfruta de las cosas buenas de la vida!
La relación que se construye desde el deseo de ser aceptado, es infinitamente superior a la que se crea cuando eres tú quien tiene que aceptar a la Marca.
Y todo porque somos seres que vivimos la vida que viven los demás.
En fin, una de psicomarcas.
COMMENTS