Hace como unos 225 millones de años, pisaron por primera vez la tierra nuestros pequeños dinosaurios.
Más de 100 millones de años en una lucha tremenda por la supervivencia de las especies. 100 millones de años de evoluciones, adaptaciones y mejoras competitivas.
Una época en de hipercompetitividad, en la que para sobrevivir debías ser más o mejor que tus rivales, en un ecosistema peligroso y agresivo. Y para ser más o mejor, tenías que ser más alto, más fuerte, más rápido, tener más dientes o ser casi incomestible. Un hiperdesarrollo de las especies que las llevó a los tamaños que, con asombro, admiramos hoy.
Y claro, a más tamaño, más masa, más energía, más recursos. Un peligroso circulo vicioso de superviencia con fecha de caducidad. Y así fue, llegó la catástrofe, mermaron los recursos y sólo sobrevivieron aquellos que:
Fueron capaces de adaptarse y sobrevivir con los nuevos recursos disponibles. Y aquellos que eran los suficientemente pequeños para sobrevivir en las nuevas condiciones, ya que nunca necesitaron tanto para vivir.
Si leemos entre líneas, la naturaleza nos manda un mensaje del que las Marcas deberían aprender. Y si lees de verdad, sabrás que en esos más de 100 millones de años, no hubo una sola extinción, sino 5. La naturaleza ha regulado la competitividad sobre nuestro planeta, siempre.
Hoy vemos como otro meteorito, salido de la nada, impacta en nuestro planeta y se lleva por delante gran parte de la economía mundial, además de cambiar la forma en la que toda una sociedad se relaciona, en unos pocos meses.
Un impacto que llega en un contexto de hipercompetitividad, de gigantes creciendo y creciendo por el mero hecho de crecer, de bichos pesados y lentos que ya les costaba avanzar, como para salir corriendo.
Las compañías demasiado grandes como para asumir el nuevo contexto de forma ágil, o aquellas que caída la demanda (el alimento) no pueden seguir viviendo, son el reflejo de nuestros antiguos dinosaurios.
Una muestra, quizás, de que los modelos de negocio diseñados y gestionados para crecer de forma incremental año tras año, nunca sobrevivirán a largo plazo, porque si algo nos ha enseñado la historia, es que siempre se repite.
Por lo que las Marcas capaces de construir negocios sostenibles, relaciones de valor a largo plazo y no masivas transacciones impersonales, serán las que puedan ver como el mundo se reconfigura una y mil veces, porque ellas lo harán con él. Porque su modelo no se basa en la absorción de recursos, sino en la generación de valor.
Si cada día tengo algo más claro, es que esto no va tanto de economía, sino de naturaleza, y que la historia está llena de ejemplos de lo que deberíamos estar haciendo hoy. Porque la superviviencia y las relaciones, forman parte de nuestros orígenes.
En fin, esperaremos la siguiente,
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