La historia comienza en 2009, cuando por motivos de la crisis, Chrysler vende parte de su compañía al grupo FIAT, y se decide volver a recuperar los valores tradicionales que han acompañado a la empresa en su historia en Norte América. Una mirada al pasado pensando en el futuro.
De ahí su último rebranding, que muchos ya conocéis, donde se recuperan las alas que caracterizaron a la marca, y se elimina la estrella de tres puntas, símbolo compartido con otras marcas.

La imagen se torna mas moderna y tecnológica, recuperando elementos de la identidad de la compañía.
Pero el verdadero caos comienza en la final de la Super Bowl, donde Chrysler desveló un nuevo y brillante posicionamiento, con el objetivo de volver a recuperar el liderazgo nacional frente a los coches de importación.
Detroit, ciudad del motor, en la que 1 de cada 10 empleos está relacionado con la fabricación de coches de marcas como Chrysler, Jeep, Dodge, Ram, o Ford, es el motivo de este nuevo reposicionamiento realizado por la agencia Wieden+Kennedy de NYC.
'Chrysler, Imported From Detroit' es el nuevo tagline de la marca. El problema, es la creación de una marca de 'marketing' para promocionar este nuevo posicionamiento que no guarda relación con los valores de Chrysler y que con ella pretenden contribuir a la construcción de una imagen de Detroit, capitalizada desde Chrysler.
La idea parecía buena, hasta que nos topamos con el logo que la representa... bueno con los logos. Pensados para actuar en merchandaising y artículos promocionales, pueden encontrarse en la página oficial de Chrysler, que agotaron sus existencias a las 24h de ponerse a la venta.





Evidentemente, y salta a la vista, que el logo para este nuevo posicionamiento, aunque sea para cuestiones promocionales, tiene cientos de carencias y no contribuye positivamente a la imagen de marca, ni está alineado a los valores de la misma.


El nuevo logo está inspirado en uno de los elementos más populares de la ciudad, una escultura que forma parte del landscape de Detroit. Perfecto para los que conocen la ciudad, para el resto de los mortales es un icono genérico, agresivo, de fuerza y bastante 'macarra'.
Las preguntas, en cuanto a branding son:
- ¿Podría haberse creado un logo más acorde con la marca actual?
- ¿Podría haberse creado algo más apropiable para Chrysler y que no beneficie a otras compañias en Detroit como Ford?
- ¿Por qué tantas versiones del logo?, ¿será fácil reconocer una nueva 'no oficial'?
- ¿Cómo afecta esto a una marca que vende coches de alta gama?
- ¿Qué tiene que decir Detroit acerca de su imagen?

En fin, tenemos cientos de preguntas que no pueden contestarse desde un punto de vista del branding, pero sí del marketing promocional. Y lo sentimos mucho, pero las marcas no se construyen desde la promoción.
Una buena decisión, una mala creación e implementación. Caos y desorden.
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