Un gesto, una caricia, una sonrisa, una palabra en el momento adecuado, un detalle, aquello que no esperabas, algo por nada a cambio.
Los momentos que más recordamos son aquellos detalles que no esperabas.
La vida está llena de pequeñas experiencias que conforman grandes momentos, recuerdos, sensaciones y percepciones inolvidables. La vida está llena de detalles.
En ocasiones nos esforzamos por sorprender, divertir, deslumbrar, y construir grandes experiencias que se viven de forma emocionalmente compleja y que pueden ser difíciles de procesar.
¿Puedes resumir de forma sencilla la experiencia más alucinante que viviste? ¿Y explicar cómo te sentiste con el último detalle que tuvieron contigo? ¿Podrías soportar vivir cada día con experiencias alucinantes? ¿Y cada día con pequeños detalles? Como todo, la vida es cuestión de intensidad, y las Marcas también.
La experiencia de Marca es la suma de los detalles que la hacen única.
En ocasiones nos empeñamos en creer que construir una Marca es un proceso complejo, sólo al alcance de algunos con muchos recursos, pero la verdad es como pensar que sólo podemos enamorarnos de aquellas personas con cierta capacidad.
La realidad es que basta muy poco para hacernos felices. Encontrar un servicio limpio, una pequeña pasta de regalo con el café, esa frase optimista en el pack que me alegra el día, ese mensajes personalizado que me recuerda que es mi santo, ese descuento espontáneo por ser un buen cliente, esa palabra amable a un problema, ese ‘te lo cambio sin problemas’ cuando lo necesitas, esa forma de llamarte por tu nombre cuando crees que no te conocen, esa chocolatina debajo de la almohada en el hotel, o esa sonrisa sincera al entrar al avión.
Las grandes experiencias son fantásticas, pero afortunadamente para nuestra salud mental no podemos vivirlas a diario, y son los pequeños detalles los que hacen de nuestro día algo extraordinario.
Esto es algo que pone en un mismo plano a todas las marcas, aquellas que pueden permitirse organizar el evento de nuestras vidas, y aquellas que simplemente pueden darnos los buenos días con un consejo práctico todas las mañanas.
Lo importante es estar ahí. No sirve absolutamente de nada que me acompañes a la luna una vez, si luego no eres capaz de recordar mi cumpleaños. Eso es más importante.
Las Marcas quieren formar parte de nuestras vidas, y eso supone formar parte de las pequeñas cosas que nos suceden a diario. Un planteamiento que debería hacer reflexionar a quienes creen que no puede construirse una marca poderosa sin recursos, que no podemos competir con aquellos que nos llevan a la luna, que no estamos a la altura de los demás.
Hoy podemos construir marcas poderosas creando experiencias consistentes, vitales y personales, experiencias que se construyen con el cariño y el cuidado de quien quiere permanecer siempre en tu vida.
No siempre podemos subir a la montaña rusa, pero siempre podemos sonreir.
En fin, el detalle es tu marca.
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