Basta con mirar a las estrellas para entender que no sabemos casi nada de nosotros mismos.
Algo que llevamos intentando averiguar desde que pisamos la tierra y tuvimos la consciencia necesaria para preguntarnos de dónde venimos.
Levantar la mirada en la oscura noche y ser consciente de no tener respuesta para casi nada de lo que allí realmente importa. Qué es el universo, Cómo se formó, Por qué estamos aquí.
De hecho el ser humano ha necesitado rellenar esas preguntas constantemente para sentirnos más seguros, para darle un propósito a nuestras vidas. Desde la teología y las religiones intentan poner su pequeño orden en este caos, hasta la ciencia que se cree más avanzada jugando con un pequeño elemento llamado Bosón. Ni unos, ni los otros tienen ni idea de lo que pasa.
Pero aun así, necesitamos vivir bajo un Por Qué. Bajo una excusa por la que existir, bajo un propósito que nos mueva y nos ordene nuestra vida. Todos tenemos un Por Qué. Porque quieres triunfar profesionalmente, porque quieres compartir tu amor, porque quieres una gran familia, porque quieres descubrir la cura del cáncer, porque quieres un mundo mejor.
Sólo cuando tienes un Por Qué que contestar, tienes un motivo para avanzar.
Esto que nos ha acompañado siempre, hoy las Marcas lo llaman PURPOSE. Un propósito que ayuda a dar sentido a la existencia de una Marca, más allá de su dimensión empresarial.
El Purpose, es el Por Qué de las Marcas. (ver artículo ‘Purpose: qué es’).
Una declaración de intenciones que permite construir una dimensión más humana de la Marca y nos posibilita conectar con nuestras audiencias desde un plano diferente. Es lo que nos permite dotar de sentido nuestra actividad, más allá de qué hacemos y el cómo lo hacemos.
El autor, Simon Sinek, uno de los impulsores de este concepto bajo la teoría del Golden Circle (ver vídeo), nos dice que las Marcas en su planteamiento estratégico tienen que superar el WHAT y el HOW, para centrarse en el WHY:
WHAT: Fabrico móviles
HOW: Fáciles de usar
WHY: Crear un mundo más libre y conectado
Esta teoría está muy bien, porque ayuda a las Marcas y las compañías a establecer un propósito por encima de su actividad.
De hecho las Marcas que se lideran con un Purpose definido son Marcas más sostenibles y crecen por encima de la media del resto. (datos del Brand Grow driven by purpose 2015).
Pero en esta teoría nos falta algo.
¿Sólo necesitas saber POR QUÉ lo haces?
Cuando formulas simplemente el WHY estas formulando una intención endogámica desde tu actividad o tu visión como compañía o Marca. Es decir, te preguntas a ti mismo POR QUÉ HAGO LO QUE HAGO.
‘Porque queremos que las personas sean más libres’, ‘Porque queremos que le mundo sea un lugar mejor’, ‘Porque queremos que todos tengamos las mismas oportunidades’.
Si pensamos en nuestras vidas y pensamos en la gente que nos rodea, la gente a la que queremos, la que nos acompaña de verdad en este viaje. Ellos no están aquí por el sentido que le damos a nuestra vida, sino por lo que ese sentido impacta en ellos.
Es decir no nos valoran por el WHY, sino por el impacto que eso supone en sus vidas y el beneficio que obtiene de este propósito.
El WHY hoy es insuficiente.
Necesitamos una dimensión que no sólo de un sentido a nuestra actividad, sino que ofrezca un impacto de la misma.
Esta dimensión es el WHAT FOR.
El WHAT FOR es el Para Qué de las Marcas, es el impacto de su actividad en el beneficio para quienes la rodean. Algo que complementa el WHY.
ej:
To inspire a consumer revolution that nurturesthe health of the next seven generations.
WHY: To inspire a consumer revolution
WHAT FOR: that nuturesthe health of the next seven generations
Volviendo al ejemplo anterior del móvil:
WHY: Crear un mundo más libre y conectado
WHAT FOR: Para que las personas decidan sus propios sueños
Las Marcas tienen que dejar de tener discursos endogámicos, para empezar a tener propuestas no sólo pensadas para quienes les rodean, sino que las pongan en el centro de las mismas.
No se trata de pensar qué podemos hacer por los demás, sino qué pueden hacer los demás conmigo.
El WHAT FOR es debería completar nuestras vidas y debería cambiar la forma en la que la vivimos. Dejar de pensar Por Qué estamos aquí, y empezar a pensar Qué Aportamos.
Llevamos más de 30.000 años preguntándonos qué sentido tiene nuestra vida, y quizás hemos perdido la oportunidad de dejar lo mejor de nosotros durante todo este tiempo.
En fin, vivir por lo que quiero aportar, no por lo que quiero ser.
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