Grande, gigante, enorme, mega, extra, hiper, tera, XL, enorme, macanudo, grandioso, ingente, coloso, magno, universal.
Hay mil formas de especificar un tamaño por encima de la media. Hay mil formas de describir algo que sale de lo normal.
Hoy todos esos adjetivos tienen nombre propio, y se llama Rayo Vallecano. El histórico club de fútbol que lleva el nombre de uno de los barrios más modestos de la ciudad madrileña. El histórico y carismático club de fútbol que lleva décadas luchando con los grandes con la cabeza alta. Con uno de los campos más modestos de primera división, una de las plantillas más humildes del fútbol español, reflejo de una realidad llamada Vallecas, en la que se lucha a diario en un contexto de capital.
Vallecas y el centro de Madrid, comparten tantas diferencias como el Rayo Vallecano y el Real Madrid, parecen equipos que son capaces de recoger el sentimiento y reflejo de una realidad. De dos realidades muy dispares.
Como todos sabéis el Rayo Vallecano es noticia hoy por salir al paso en un caso de injusticia social, en la que se iba a desahuciar a una vecina de Vallecas con 85 años y sin vivienda accesible.
El Rayo Vallecano ha impedido el desahucio afrontando la deuda de la anciana y proporcionándole el pago mensual. Un gesto, que sin más, es excepcional y se contrapone con el otro gesto aberrante que permite un desahucio de una persona octogenaria.
Pero todo esto desde el branding nos lleva a una reflexión. Hoy las marcas, cualquier marca, es capaz de ser lo grande que esté dispuesta a ser, y no tiene que ver con el tamaño, sino con la capacidad de hacer grandes cosas.
Ya sea en un ámbito social, ya sea innovando, ya sea reformulando un modelo de negocio existente.
No existen marcas pequeñas, sino visiones cortas. En este caso el Rayo Vallecano, la marca deportiva más modesta de la ciudad, comparada con el Atlético y el Real Madrid, hoy es mucho más grande en el corazón de muchos madrileños que sus primos lejanos. Hoy siendo pequeña es la marca más grande de Madrid.
De hecho hoy, el Rayo, estamos convencidos que tendrá más conexiones emocionales con un solo gesto de 40.000€, que los millones que lleva Bankia invertidos en convencernos que ahora es mejor, o los millones que lleva Coca-Cola invertidos en la capital para hablarnos de felicidad, o los millones que el Ayuntamiento puede haber consumido en el sistema de Bicis eléctrico.
A veces para cambiar la percepción de una marca, no hace falta mover montañas, sino simplemente, saber dónde construir puentes. Y cambiar la vida de tus audiencias, sean consumidores, empleados o sociedad.
Alguien una vez dijo que las marcas podían cambiar el mundo, lo que es seguro es que pueden hacer del mundo, un mundo mejor.
Gracias Rayo.
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